El Candelabro de cinco velas, y el día del Planeta.

El Candelabro de cinco velas,
y el día del Planeta.

Ayer el candelabro lucía más imponente que nunca sobre aquel mantel verde, a ratos parecía verse más antiguo y grande de lo que realmente era. Su brillo era especial, se mantenía tibiamente inerte al centro de la mesa, mientras que cinco velas derramaban su esperma sobre él generando figuras de cera con formas antojadizas, al ritmo de una danza del fuego muy viva y coqueta. Me pregunté al cabo de un rato, ¿porqué no siempre es así?

El espectáculo era hipnotizante, recalcando para quienes lo habían instalado en su nuevo lugar, la cruel situación de injusticia y desmérito a la que fue expuesto, escondido en un feo rincón, cubierto de polvo, y fiel refugio de una araña que fue su única visita y compañera. Pero se reivindicó su verdadero lugar, y para una buena causa, puesto que fue rescatado de su olvido en un intento desesperado de salvar el planeta, y para ello, nuevamente fue vestido de gala, después de todo, para instancias de lujo había sido adquirido en sus años mozos.