domingo, 13 de abril de 2008

Las últimas melodías.


Las últimas melodías.

Hace un tiempo comenté que extraña algunas cosas del pasado, y entre esas cosas estaban los organilleros, chinchineros, procesiones, entre otras, y hoy fue un buen día para recordarlas.

Generalmente, es durante las tarde del día Sábado en que contamos con la visita del último de los dos organilleros que pasaban por la zona, absolutamente sólo, ya que no sentí loro alguno, ni mucho menos un fantasmal chinchinero. La situación era un tanto extraña, fin de semana pero Domingo, no es común que algo así ocurra durante el último de la semana, y mucho menos común era el hecho de que mi hermano Javier estuviese con una cámara de vídeo en la mano.

A petición mía, mi hermano registró lo que podría ser la última visita del último organillero en el último día del mes.



Dios quiera que las palabras mientan, no perdiéndose nunca tan mágica tradición.

4 comentarios:

  1. me encantan!!!! claro que cada vez que los veo me pregunto si venden algo, al menos este si!! Por mi casa se les ve a veces los sábados en la tarde también, aunque no siempre.
    Sólo una vez odie a los chinchineros, un día cerca de los tribunales yo intentando hablar por teléfono y ellos instalándose al lado miooo!!!

    Al final parece que se cohibió con la cámara jejeje.
    Un abrazo!

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  2. Tiene una nota de nostalgia y de alegría cuando llegan niños!!! eh eh eh! yo pasaba horas haciendo burbujas jajajjaa!

    Me siguen gustando los remolinos de colores brillantes :D!

    Muchos abrazotes!!!

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  3. María José: Te entiendo, muchas veces yo trato de hablar por teléfono en el centro pero escucho mejor los bocinazos, que con todo debe ser menos ruidosos que los chinchineros.

    Y sí, se cohibió con la cámara.

    Maga: A mi me siguen gustando las burbujas, aunque no soplo burbujas desde hace mucho.

    Daniel Alberto Silanes Puentes escuchando Bu Xiang Sui

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  4. El 18 de marzo de 2006, algo escribí en mi blog sobre este y otros muchos personajes que han ido desapareciendo de "a poco" de nuestra geografía; el vendedor de escobas, el carrito de Soprole, el afilador de cuchilos, en fin, tantos que ver nuevamente uno de estos, es como de antología. Pero debo reconocer que el "pino" puesto por éste en particular, no dan ganas ni de escucharlo. Seguramente tiene al loro en tratamiento psicológico jeje.

    Te mando un beso y espero volver pronto a las letras.

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