Tribuno.

Tribuno.

Al despertar de aquel día en que tendría mi última audiencia de Clínicas Jurídicas, mucho antes de acordarme que era el cumpleaños de Anita recordé que había soñado tres veces con que había una araña en las toallas del baño.

Mi respuesta antes de ducharme fue casi psicótica, sacudí con fuerza mi toalla por lo menos unas quince veces, y luego me dirigí al baño. Al momento de colgarla en su respectivo gancho, veo que una araña hacía soberanía en la muralla norte del baño, muy cerca de las toallas de mis hermanos. Reaccioné asustado, mi alma se azotó contra el techo antes de volver a mi cuerpo.

Tranquilizándome un rato, miré con más detención a mi nueva arácnida adquisición, y me di cuenta que era una scytodes, es decir, una de aquellas lentas arañas que comen arañas de rincón. Pudiendo errar en mi apreciación, puesto que jamás divisé novena pata alguna, supuse que por tamaño era un macho, y en honor a que en poco minutos más debía emprender mi viaje a tribunales, le puse por nombre Tribuno.

Ya duchado, y más tranquilo del susto que me dio Tribuno, llamé a mi hermano Javier, jefe del “Departamento de Relocalización de Arácnidos Útiles”, quien se encargó de reubicarlo detrás de un mueble de cocina. Mueble que se usa muy poco, y que suele ser visitado por insectos y arácnidos indeseables que de seguro serán la causa de la obesidad mórbida que esperamos que padezca nuestra nueva mascota.

Lamento no haberle tomado una foto a Tribuno, antes de trasladarlo a su nuevo lugar de trabajo.