sábado, 29 de julio de 2006

Mi paz interna y externa.


Mi paz interna y externa.

En silencio, sin querer decir nada, tres velas blancas encendidas me hacen compañía. Acabo de cerrar el XMMS renunciando a escuchar nuevamente música Thai. Un pequeño ícono me informa que afuera hacen 3º C, pero mis manos ya habían detectado el frío mucho antes de saber nada. Mi calientacamas está encendido, mi gato y mi madre duermen, mis hermanos y mi sobrino salieron a carretear, y yo estoy acá encerrado en mi habitación disfrutando un gran sentimiento y sensación de paz.

Todo está tan pacifico, todo está tan relajado, y yo sólo atino a cerrar mis ojos para recorrer nuevamente un sueño, simplemente es una la idea que recorre mi pensamiento en este momento, y no es nada más ni nada menos que una pequeña y desvencijada casa de colores blanco y azul, inexistente en esta tierra pero a veces creo que prexistente a mi propia mente. Está rodeada de árboles y bellos arbustos verdosos, mucho más verdes que mi conocida parca, la casa es pequeña, tan solo tiene dos pisos, posee una pequeña entrada que tan sólo tiene 3 escalones, número que coincide con el de las habitaciones de la casa. Tiene un descuidado patio trasero, pero el camino para llegar a él es precioso.

Sobre los tres escalones está la puerta principal, y un pasillo que da a una terraza techada, donde hay dos sillones de madera, ideales para conversar durante los días de calor.

Su interior es cómodo, tiene una pequeña sala a la entrada, la cual solo tiene un cómodo sillón y una mesa, con una lámpara y un teléfono, un lugar que te lleva a comunicarte con el exterior sin perder tu intimidad. Desde esa sala se puede entrar una cómoda sala de estar, con dos inmensos sillones antiguos de colores damasco y beige, frente a un televisor cobijado con estantes con grandes libros. El papel decomural es de colores claros, y los pequeños muebles son todos de madera barnizada muy pálidos. En un lado más retirado una bella chimenea de piedra, sencilla pero que da toda aquella parte del calor de hogar que no pueden ser creados por el afecto. Pasa gran parte del día iluminado y desde sus ventanas se puede ver la calle, y en las noches una gran lámpara y dos apliqué se encargan de reemplazar el sol. Es ideal para conversar con la familia.

Cerca de la chimenea hay dos puertas, la primera de ellas accede a un pequeño estudio, en donde hay un bello escritorio de madera, un computador, una silla, una chiflera y un sillón; es un refugio iluminado dentro del propio hogar, bastante iluminado por dos viejas ventanas que te invita a escribir tus ideas permanentemente. La segunda puerta accede a un amplio comedor, con una sencilla mesa para 6 personas, rodeado de ventanas que dan al patio trasero, todo es de colores damasco, celeste y madera, y siempre está todo en orden ahí; siempre será un gran lugar para compartir.

Junto al comedor hay un cocina no muy grande, pero bastante cómoda como para desarrollar actividades culinarias con amor, además, tiene una gran puerta muy similar a la de la entrada principal de la casa, y que lleva al patio trasero, por lo que si se torna molesta y atosigante siempre se puede huir de ella, pero creo que eso nunca ocurrirá en mi casa.

Al lado de la puerta que lleva al comedor, hay un pasillo por el cual se puede llegar al baño del primer piso, y al sótano, y una escalera que lleva al segundo piso. El sótano está lleno de recuerdos y de cosas olvidadas que siempre redescubrimos con asombro cada vez que nos atrevemos a hurgar en ese lugar. El baño es tan cómo como el del segundo piso, pero a diferencia del primero, que es de colores damasco, este es de colores verdosos, lo único que tienen en común, en realidad, es que son los lugares más privados de toda la casa.

El segundo piso es amplio, tiene dos sillones similares a los del living, pero más pequeños y de color celeste. Lo primera puerta que uno ve al subir por la escalera es la puerta del baño, el resto corresponde al sitio donde están los sillones. Para llegar a cualquiera de las tres habitaciones hay que caminar hasta el otro lado de la casa, pasando por grandes ventanales desde los cuales se puede ver el patio trasero, y el cual es perfecto para disfrutar el sol de la mañana, y hacer fotosíntesis.

La primera habitación destaca por un gran ventanal curvo, es pequeño pero agradable, es intimo y dan los deseos de que siempre haya un recién nacido durmiendo, llorando, o descubriendo el mundo en aquel lugar, sus murallas tiene un papel decomural de color pastel. A veces creo que ese lugar despierta la inocencia.

La segunda habitación es la matrimonial, es del porte del living y está justo sobre él. lo que más destaca es su cama, de esas antiguas que llevaban cortinas. frente a la cama hay un inmenso ropero de tres cuerpos tan antiguo como la cama, y al costado izquierdo de esta hay un bello mueble con un espejo. Es de tonos azules e invita a relajarse.

La última habitación, es más pequeña que la segunda, pero más grande que la primera, en ella hay una cama de una plaza, un velador con una lámpara con forma de ampolleta, de color verde, y un escritorio. Dan ganas de encerrarse en aquel lugar para crear cosas, descubrir, inventar.

El patio trasero está siempre un tanto descuidado, pero es casi del tamaño de la casa, lo que permite hacer muchas cosas al aire libre, cuando el tiempo lo permite. Está siempre cubierto de pasto, salvo un sendero de tierra que comunica el costado oriente de la casa con la entrada principal, y un inmenso sauce llorón que está al lado poniente del patio, frente a lo que sería el estudio. Respecto al sendero, está rodeado por arboles y arbustos aromáticos, que si bien generan un poco de sombra a los baños y a la cocina, le dan frescura y perfume a ese lugar.

Siempre he soñado con casas de ese tipo, familiares, agradables, con calor de hogar, con significado, historia y recuerdos. Son exactamente 4 casas en las que siempre pienso, todas distintas en forma y calidad, pero todas comparten el ser lugares de tranquilidad donde la paz no siempre se respira, pero que te permiten alcanzarla.

A veces me pregunto: ¿podré algún día tener una casa así? Es tan difícil y poco práctica la respuesta, que poco importa, lo importante es que en momentos en que necesito hacer una pausa en mi vida, no sólo busco que en mi casa real haya paz, sino que en todas mis casas internas, y gracias a Dios que hoy pude lograrlo, y de paso compartirlo con uds.

Los invito a darse un momento de respiro en el cual puedan cerrar sus ojos y visitar sus casas.

Un abrazo a todos los que visiten mi casa a través de estas palabras.

Daniel Alberto Silanes Puentes.

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