domingo, 30 de julio de 2006

El pasado llama.


El pasado llama.

Para don Genaro Silanes Vergara:

Querido tío abuelo Genaro, a pesar que dejaste esta tierra mucho antes de que yo naciera, sé que hoy tratas de decirme algo, porque tres de tus descendientes me buscaban hoy con una pregunta similar. Primero me llama tu hija para hablar del árbol genealógico, luego hablo con tu nieta para hablar de tus orígenes y de la posibilidad de que aún existan parientes tuyos en España. Y a la 1:20 am de hoy, uno de tus bisnietos que ni recordaba que existía, me llama por teléfono con la gran curiosidad de si eramos parientes y le tuve que hablar del árbol genealógico para responder a sus dudas. Es extraño que hoy, tres Silanes de la misma rama, hayan recurrido a mi por razones distintas para hurgar en el pasado pero con el fin común de saber cuales son sus parientes tanto los vivos como los muertos; es demasiada coincidencia como para que pase desapercibido.

Hoy la sangre tira, hoy los Silanes buscan sus orígenes, hoy los Silanes buscan el origen en mi. Dos de tus mujeres sabían del árbol genealógico que construyo junto a Miriam, pero Matías, a quien acabo de conocer de voz, ni siquiera sabía que yo existía en el mapa así que no podía sospecharlo siquiera.

¿Qué pasa tío, qué me quieres decir?, tú sabes que en esas tres conversaciones telefónicas salió tu nombre, tú sabes que en esas tres conversaciones telefónicas se habló de ti.

Mi intuición me dice que algo me quieres decir, lamentablemente sólo te puedo interpretar pero no escuchar. Pero no desesperaré en entenderte, porque siempre fuiste ingenioso, siempre hiciste reír a la gente, y siempre tuviste tu cuota de rebeldía, tu creatividad no tuvo límites, y por tanto sé que tarde o temprano podré entender tu mensaje.

Será que ahora que todos estamos cada día más distantes pretendes que nos acerquemos aún más, o quizás necesitas que alguien haga el recorrido familiar retrocediendo en el tiempo, hasta redescubrir algo importante. La respuesta a mis dudas son difíciles por ahora, pero al menos sé que si mantengo el contacto y si entrego la información que esos tres descendientes tuyos requieren de mi, lograré entender gran parte del problema.

En todo caso, no me estoy quejando ni mucho menos, porque las tres conversaciones fueron bellas, las tres conversaciones se relacionaban con el árbol, con el apellido, con tu sangre, con tu origen. No me arrepiento de haberlas tenido porque cada una me hizo recordar bellos momentos de mi vida.


Un abrazo de aquí a la inmensidad,

Daniel Alberto Silanes Puentes.

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